Sobre mí

Soy una apasionada del derecho y de lo que hago. Siempre tuve vocación por el derecho, no solo en lo que se refiere a las leyes y su estudio, si no desde lo que este implica para mí, que es la ayuda a los demás, la solución de problemas y la defensa de aquello en lo que creo.

Pero lo cierto es que empecé mi formación en un área distinta. Soy Licenciada en Administración y Dirección de empresas, en la especialidad financiera. Y durante algunos años desarrolle mi carrera profesional en este ámbito, concretamente en las áreas de fiscalidad, marketing y contabilidad. Hoy en día esto es un valor añadido a mi trabajo ya que me permite ofrecer un servicio integral más allá del asesoramiento jurídico.

Posteriormente, cursé la Licenciatura de Derecho. Y al finalizar mis estudios, decidí opositar a la Carrera Judicial y Fiscal, una experiencia que, a lo largo de varios años de intensa preparación, me proporcionó un conocimiento profundo y exhaustivo del Derecho. Este riguroso proceso me permitió no solo dominar la teoría, sino también desarrollar una comprensión práctica y detallada de la aplicación legal, consolidando mi capacidad para ofrecer asesoramiento jurídico de la más alta calidad. Pero además estos años me enseñaron muchas cosas a nivel personal, como es el sacrificio, la capacidad para levantarme después de una caída, el esfuerzo continuo y la superación ante la adversidad.

Todo este recorrido es el que inspira, hoy, mi proyecto.

Considero que mi profesión se basa en dos pilares fundamentales que, para mí, están inseparablemente conectados: un conocimiento profundo de la ley y un enfoque humano. Estos pilares no solo definen mi ejercicio profesional, sino que también representan mi compromiso de ofrecer un servicio integral y cercano a mis clientes.

El conocimiento profundo de la ley es esencial. La ley es el marco que guía mis acciones y decisiones, proporcionando la estructura necesaria para ofrecer soluciones legales sólidas y efectivas. En esta profesión es esencial una formación rigurosa y una actualización constante. Quienes me conocen me dicen, “la eterna estudiante” y creo que tienen razón, pero es que me encanta aprender cosas nuevas cada día. Por eso siempre que puedo participo en cursos, seminarios y conferencias para seguir formándome cada día.

Sin embargo, el conocimiento técnico, por sí solo, no es suficiente. Aquí es donde entra en juego el segundo pilar: el enfoque humano. Este pilar reconoce que detrás de cada caso, hay personas con emociones, preocupaciones y esperanzas.

El enfoque humano implica escuchar activamente, comprender las circunstancias únicas de cada cliente y adaptar las estrategias legales para resolver tus problemas jurídicos, pero siempre teniendo presente tu bienestar y satisfacción como mi prioridad.

Esta dualidad es lo que me define como abogada y lo que creo que marca la diferencia en la calidad del servicio que ofrezco. Estoy comprometida a ser no solo una experta en leyes, sino también una defensora y aliada de las personas que confían en mí para guiarlas a través de sus desafíos legales.